Iván el Mercenario

Que en la política todo es interés, dinero y poder es algo que la inmensa mayoría sabemos muy bien. Pero si hay alguien que encarna a la perfección el estereotipo, ése es Iván Redondo, también conocido como «el Mercenario». Un hombre que, al más puro estilo de House of Cards, cambia de chaqueta con más facilidad que Sánchez de camisa (si esto es posible).

Por si alguno de ustedes no sabe quién es, solo les diré que fue el artífice de la moción de censura que acabó con Rajoy y su gobierno. Bueno, cierto es que los peperos se lo pusieron fácil, las cosas como son. Pero en los tejemanejes de la política hace falta una mente maquiavélica para trazar rutas, entablar negociaciones y sacar adelante pactos con el enemigo. ¿O acaso pensaban que Pedro el Inútil está en la Moncloa por ser algo más que una cara bonita?

Y aquí es donde entra nuestro hombre en la sombra. Curtido en el campo de batalla, sirvió como asesor a las órdenes ni más ni menos que de José Antonio Monago. Sí, el mismo que se iba a Canarias a echar una canita al aire con su concubina con todos los gastos pagados por los impuestos de los españoles. También asesoró en las campañas de Albiol en Badalona y Basagoiti. Todos ellos del PP, recuerden.

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Pero en 2017 las cosas cambiaron y al pobre Iván se le cerraron las puertas en la calle Génova. Despechado, decidió cambiar de bando y acercarse al sol que más calienta. Entró a formar parte del equipo de Sánchez como candidato a líder del partido. Tras vencer en las primarias, consiguió un puesto como asesor de confianza. Y empezó a tejer el plan para sacar a los populares del poder.

El éxito de la moción de censura le valió para ganarse aún más la confianza de Sánchez y entró a formar parte de su gabinete. Ahora es el hombre de confianza que controla toda la comunicación de un gobierno que se caracteriza precisamente por la opacidad, la ambigüedad y la censura.

Como ven, el arquetipo perfecto del político moderno: interesado, sin principios, él no se casa con nadie (bueno, con su mujer), y solo le mueve el amor por el dinero y el poder. Como se suele decir en el argot futbolístico, Iván es un jugador que no siente los colores. Solo de primas por gol. Aunque lo peor de todo es que Iván no hay uno, hay muchos.

Toda esta panda de chupópteros de tres al cuarto sabrán ganar elecciones, urdir mociones de censura y diseñar campañas de terrorismo de estado para justificar dictaduras encubiertas. Pero no tienen ni idea de gobernar. Y eso es justamente lo que se espera de alguien que está «asesorando» en política.

Y pensar que estamos todos en manos de esta gente. ¡Que Dios nos coja confesados!

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1 comentario

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menuda desgracia humana de persona. un asqueroso chaquetero que lo unico que le interesa en llevarse su tajada. que asco de politicos y de chupopteros que tenemos en este pais de pandereta. todos los asesorcillos tendrian que ir a la carcel!

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