El negocio del pánico

En todas las crisis, guerras, catastrofes y/o pandemias siempre hay negocio. ¡Sí! Negocio, dinero, oportunidades, poder, influencia y un largo etcétera de apetecibles intereses socioeconómicos. Si ya lo dice el refrán «no hay mal, que por bien, no venga». Y para muestra un botón. Un botón que os traigo aquí para que veáis, en su máximo esplendor, el alma capitalista de los hijos de la pérfida albión y de los mendigos del mar.

Livingstone International, empresa radicada en Australia que comercializa estas máscaras, no es una empresa creada ad-hoc, ni una empresa oportunista al uso. Livingstone es sólo un claro ejemplo de que sucede cuando un artículo o material es altamente demandado y la oferta no puede saciar a todos, los precios se disparan hasta cotas absurdas.

Hace 3 meses, a mediados de enero, estás mismas mascarillas fabricadas en China y comercializadas al por mayor por Livingstone International y al por menor por las clásicas farmacias de barrio, costaban unos 40 dólares australianos, o lo que es lo mismo, unos 22 euros.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Se preguntan algunos comrades australianos que ven como un producto de primerisíma necesidad, como es la máscara N95, y que hace escasos meses costaba alrededor de 1,5 euros la unidad, ha pasado a costar alrededor de los 23 euros. Ha multiplicado su precio por 15, ahí es nada. Don Capitalismo está satisfecho, objetivo cumplido.