El nuevo impuesto revolucionario que el bobierno de Españita plantea poner por el uso de la Red de Carreteras del Estado a través de peajes en autovías, o las subidas en el impuesto de matriculación y circulación, son algunas de las medidas que el desGobierno ha contemplado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido a Bruselas.
Un informe con el que el matarife de Pedrita Sánchez pretende convencer a la comisión europea de optar a los 140.000 millones de ayudas para pagar a todos los estómagos agradecidos y redes clientelares que la ceja, la chepa, el bigote y la madre que los parió a todos han creado en este Estado fallido de país en el que vivimos. Estas nuevas medidas van a vapulear especialmente los bolsillos maltrechos de los automovilistas particulares, siendo éstos ya de los más castigados a través del pago de impuestos.
Y no es que sólo esté echando bilis por la implantación de peajes en las autovías y autopistas a partir de 2024. Es que los lacayos del hombre de paja tienen los santos huevos de argumentar que esta nueva tasa se podría hacer frente al mantenimiento y conservación de la Red de Carreteras del Estado, que ya cuenta con un déficit acumulado de 8.000 millones euros, calderilla para nuestro desGobierno. Un argumento que podría colar, si no fuese porque los automovilistas ya pagamos más que de sobra la conservación de las carreteras con una mínima parte de lo que se recauda en impuestos directos al automóvil.
Según la Agencia tributaria, o como a mí me gusta llamar, los Ladrones van a la Oficina, la recaudación total del Estado a través de impuestos a los carburantes ascendió en 2019 a 19.804 millones, un 6% más de lo que se logró en 2018, con 18.600 millones.
Es decir, que con un solo año de recaudación a través de impuestos en carburantes, no sólo se sufragaría la deuda cumulada por el Estado en la conservación de la red de carreteras nacional, sino que daría para ampliar este mantenimiento unos once años más. Así que tócate las narices, porque la de estómagos agradecidos que ha habido que alimentar para poder llegar al poder del desGobierno de España se podría calcular por trillones.