España es un país que debería destacar por su rica cultura, su deliciosa gastronomía y por un sinfín de encantadores pero a la vez desconocidos parajes naturales. Sin embargo, al parecer nuestros dirigentes no creen en nuestro talento ni en nuestro patrimonio nacional con el orgullo que sería menester. Más bien se empeñan en hacer lo imposible para dejarnos en evidencia y que sintamos vergüenza ajena de ser españoles.
Y el último paso en ese camino por convertirnos en una república bananera lo ha dado nuestra monarquía. Esa institución que, como el Senado, algunos se empeñan en elogiar aunque no sirva para absolutamente nada. Pues mira por donde ha demostrado tener unas buenas dotes para el roboy el expolio fiscal. A nuestro palmarés de «orgullos» nacionales también podemos añadirle ahora el de ser el primer país con un rey prófugo. Nuestro «querido» rey emérito, temeroso de ser enjuiciado por los numerosos desfalcos y pufos que ha orquestado con sus amiguitos del poder, ha decidirso poner pies en polvorosa y exiliarse en República Dominicana. ¡A saber cuánto dinero de nuestros impuestos habrá ido a parar a manos de los corruptos caciques que le han dado cobijo como a un fugitivo!
Sin duda un comportamiento de lo más cobarde que lo único que pone de manifiesto es la culpabilidad del monarca. Tal debe ser esa culpabilidad que ni siquiera se molesta en negarla u ocultarla. Una conducta propia de un delincuente que no deja precisamente en muy buen lugar a la institución de la corona española.
Un servidor no es precisamente monárquico y esto no hace más que reafirmarme en mis convicciones. Ahora es cuando los derechistas de gatillo fácil saldrán diciendo que si soy comunista o podemita (ya me los conozco yo). Nada más lejos de la realidad. Simplemente no creo que una institución arcaica que se perpetúa en línea sucesoria de padres a hijos sea la mejor forma de proporcionarnos gobernantes válidos y competentes. Al fin y al cabo, si todos somos iguales, ¿por qué iba a tener mayores prerrogativas un redomado pijo de papá? No debe haber piedad alguna con esta gentuza.
Así pues, espero que este episodio de desfachatez no pase desapercibido (como ha ocurrido con tantos otros casos de corrupción) en estos convulsos tiempos que nos ha tocado vivir y la gran mayoría de españoles abra los ojos de una santa vez. Algunos parece que ya se están dando cuenta de que esto va más allá de cualquier otro culebrón palaciego. De verdad espero que sirva para replantearnos el modelo de estado, ya no que queremos, sino que necesitamos (o merecemos) para salir de esta crisis que ya dista mucho de ser solo económica. Los romanos empezaron a vivir su época de mayor esplendor cuando se libraron del yugo de la monarquía. Ojalá nosotros hagamos lo mismo, y pronto.
2 comentarios
Añade el tuyo →Totalmente de acuerdo con usted. La monarquía es una institución completamente desfasada e inadecuada para los tiempos que corren.
Toda la razón Ruggero. La monarquía hereditaria dejó de tener sentido hace un par de siglos y es un lastre para los estados modernos. España se merece una república de verdad pero sin rojeces que minen la prosperidad y el crecimiento. El problema es que hay mucho prejuicio histórico hacia la república, pero muchos países tienen esta forma de gobierno (EEUU o Alemania) y son naciones prósperas que no han caído en el abismo ni mucho menos.