Nuestro gran amado príncipe, y futuro heredero al trono del politburó aliade del Estado Opresor de Hispañistán, Chepudo I, ha pasado de ser un fiel defensor y animador de los escraches, a condenarlos enérgicamente. Obviamente, cuando él no era el objetivo de dichos escraches los llamaba «Jarabe Democrático», ahora que los sufre, los tilda de «acciones violentas» perpetradas por Los Nacionales. No sólo cuando los sufre en sus propias carnes, puesto que también ha condenado el escrache protagonizado por los banderilleros y picadores hacia Yolanda Díaz, como forma de protesta por la denegación de la prestación económica por la pandemia de Covid-19.
Todo esto empezó en 2013, unos meses antes de fundar Podemos, Su Alteza Real y futuro Chepudo I justificaba los escraches contra las élites calificándolos de jarabe democrático, en un comentario emitido en su programa Fort Apache en el canal HispanTV, diciendo: «Los escraches son el jarabe democrático de los de abajo».
Pablo Iglesias pronunció esas palabras después de los escraches convocados por la extrema izquierda ante los domicilios particulares de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, de la diputada del PP Beatriz Rodríguez Salmones, del diputado Ignacio Gil Lázaro del dirigente del PP Esteban González Pons, en este último caso pegando carteles con su cara y aporreando durante 45 minutos la puerta de su piso, en el que se encontraban sus hijos.
Sin embargo, padecer los escraches en carnes propias parece que no le sienta tan bien al Chepudo. Baste el ejemplo de cuando nuestro amado Chepudo prohibió en febrero manifestarse a la organización de agricultores APAG Extremadura a las puertas de su mansión de Galapagar para protestar por la crisis del sector primario, agravada por la drástica subida del SMI pactada por el PSOE y Podemos. O cuando prohibió las caceroladas en los alrededores de su marquesado en Galapagar por ciudadanos que protestaban por la gestión del Gobierno en la crisis sanitaria y económica del coronavirus.
¡Oh, gran y amado Chepudo! Cómo jode tener que probar tu propia medicina, ¿eh?